El caso Roswell

El 14 de junio de 1947, el granjero W.M. Brazel descubre dentro de su campo – 75 millas al noroeste de Roswell – restos de un misterioso aparato. No les da mucha importancia; de hecho, alerta al sheriff 3 semanas después, cuando le llegan las primeras noticias sobre platos voladores. El sheriff da parte al Oficial de Inteligencia de la Base Grupo Bombarderos 509, Mayor J. Marcel y, el 4 de julio, recoge los fragmentos. El 8 de julio, W. Haut – portavoz de la base – anuncia que el Ejército del Aire “había capturado un disco volador”. Tres horas después, el General R. Ramey aclara que el material pertenecía a “un globo meteorológico”.

Después de 30 años de silencio, los ufólogos S. Friedman y W. Moore redescubren aquella vieja noticia e interpretan la desmentida del General como un “operativo de encubrimiento”… El mundo asistía al nacimiento de la Conspiración Roswell.

Tuvieron que pasar entre 40 y 45 años (desde el suceso inicial) para que aparecieran humanoides asociados al caso (un poco tarde, ¿no?). El primer ufólogo que escribió sobre esto fue L. Stringfield, que en su libro recogía información sobre personas que afirmaban que en la nave había vida extraterrestre.

Posteriormente a estos sucesos iniciales, apareció la famosa película en la que unos médicos-forenses realizaban una autopsia a unos supuestos extraterrestres, pero como comprobaremos la realidad no fue esa.

Como comprobaremos en las próximas líneas, la citada película no resiste el más mínimo análisis.

Para empezar, resulta extraño que los médicos que examinan el cadáver alienígena en la tienda de campaña no lleven ningún tipo de protección y trabajen bajo la débil luz de un candil; y que los forenses que practican las necropsias en Fort Worth porten un traje de protección totalmente inadecuado, que parece hecho para ocultar la identidad de los “actores” más que para protegerlos de las posibles radiaciones (por desgracia no tenemos imágenes de dichos médicos).

Además, como podemos comprobar en esta foto (al igual que en la anterior), los métodos y utensilios utilizados son más propios de la Edad de Piedra que de nuestro siglo XX.

Hubiera sido más lógico que un hecho de este tipo (investigación de un supuesto ser de otro planeta) se hubiera realizado en unas condiciones más apropiadas, con una “mesa de operaciones” más grande, material más sofisticado, una grabación mejor; ya que de la forma que se realizó parece que estamos asistiendo a una malísima película de ciencia-ficción.

Los expertos que han visto la película no tienen ninguna duda: se trata de un burdo montaje. Además, no hace falta ser un experto en la materia para fijarse un poco y comprobar que la rigidez de los cuerpos es demasiado exagerada, más bien parecen muñecos de plástico, que seguramente es lo que eran.

Pero, ¿Por qué se simuló la autopsia de unos “extraterrestres”?, ¿Por qué permitió el gobierno americano semejante farsa?, ¿eran o no realmente seres de otro planeta?.La única respuesta clara de este tema la tiene la última pregunta: no eran humanoides, todo fue un montaje. Pero, ¿por qué?

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