9 cosas a recordar cuando tienes un momento duro

De los días más duros son de los que se pueden sacar las mejores conclusiones. Estos días nos ayudan a aprender y a que no vuelvan a ocurrir y no volver a caer en los mismos errores. Ten en cuenta estas cosas que te van a venir bien para cuando tengas estos malos días.

1. Nadie te prometió que tu vida sería perfecta.

Si buscas la perfección, nunca estarás satisfecho -Leo Tolstoy

No bases tu felicidad en cumplir todas tus expectativas de la vida. Es bueno ser ambicioso, pero no busques que todo sea perfecto. Si esperas lo contrario, tu vida estará llena de decepciones.

2. Que las cosas te vayan bien, lleva su tiempo.

Los árboles que tardan en crecer, son los que mejor fruta tienen. – Molière

No te engañes pensando que las cosas salen de la noche al día. No es fácil ser paciente, pero todo lo que vale la pena requiere tiempo (a menudo, bastante). Si te sientes frustrado, recuerda por qué tu meta es importante.

3. De todas las batallas, se saca una lección.

Y cuando la tormenta de arena haya pasado, no entenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta ha cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y de ahí estriba el significado de la tormenta de arena. – Haruki Murakami

No te quejes de lo terrible que es tu vida. Lo normal es hacerlo, pero no te hará sentir mejor. Si ves el lado medio lleno de la botella, podrás hacer los cambios oportunos que te impidan caer en errores y situaciones parecidos en el futuro.

Días difíciles

4. Si sabes lo que estar mal, aprecias mucho más lo bueno.

No decaigas con los tropiezos. Es difícil agarrarse a algo cuando las cosas van mal, pero ¿estamos intentando aprender y superarnos? Que las cosas nos vayan mal es parte del proceso evolutivo. Después de la tempestad viene la calma y nada es eterno. Mantente firme y persigue tus metas durante el tiempo que sea necesario.

5. Es bueno desahogarse

Desahogarse no es un signo de debilidad. No somos robots. Si dejas que esos sentimientos se acumulan sin liberarlos, vas por el mal camino. Cuando más tardes en desahogarte, más angustia acumulas, te cambia el carácter y empiezan los problemas con tu entorno.

6. Es bueno desconectar

No te preocupes por todo. Está en la naturaleza humana obsesionarse con todas las cosas que podrían salir mal y que pueden acabar convirtiéndose en una pesadilla mental. Si te olvidas de las cosas que no puedes controlar, tendrás la facultad de centrarte en las cosas que en las que sí puedes.

7. Nadie lleva una vida tan bonita como parece.

Cuánto tiempo extra gana el que no mira qué dijo, hizo o pensó el vecino, sino exclusivamente lo qué hace él mismo, a fin de que su acción sea justa, santa o enteramente buena. No dirijas la mirada hacia los malo, sino corre directo hacia la línea de meta, sin desviarte. – Marco Aurelio

No compares tu vida con la de otras personas. Está bien ver como les va a tus conocidos o vecinos, pero no te creas todo lo que ves. Si sientes que tu vida es una porquería al lado de la de ellos, cae en la cuenta de que estás comparándote con lo que más llama la atención de ellos, no con todo (cada uno tiene lo suyo y muchos no lo aparentan nada de nada).

8. No te avergüences y pide ayuda.

No dudes en pedir ayuda. Es difícil contar tus problemas, pero lo cierto es que los amigos ayudan a lidiar con los problemas. Si crees que no puedes con algo, recuerda que nadie hubiera logrado mucho si no hubiese pedido ayuda cuando la necesitaba.

9. Te mereces lo mejor.

Piensa en algo a lo que estés agradecido ahora en la vida. Podría ser desde algo muy sencillo. Desde el café de esta mañana o al hecho de llevar o recoger a tu hijo al colegio o el simple hecho de tener la vista sana como para poder leer este artículo. Es muy fácil olvidarnos de estas cosas cuando estamos enfadados. Haz la prueba. La próxima vez que algo te moleste o te descentre, piensa en algo que te haga sonreir. Repite este “truco” hasta que se convierta en una rutina. El mal rollo desaparece. Es una cuestión de practicar un poco.

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