Chinos, chinos y más chinos.

Sarins

Invitado
Estar en paro también tiene sus cosas buenas.
Y es que gracias a la increíble cantidad de tiempo libre del que dispones, comienzas a darte cuenta de ciertos detalles, a cerciorarte más aún, si cabe, lo vilmente que nos engaña nuestro propio país.
El otro día iba paseando por mi barrio, cosa que, ni se me pasaba por la cabeza cuando tenía trabajo, y me di cuenta de que ya no estaban ni la mitad de comercios que recordaba.
La zapatería de mi vecina, la frutería de esa anciana tan maja que siempre me dejaba llevarme alguna fruta extra para mis hijos, el rechonchete dueño de aquel bar que solía frecuentar en verano…
Todos habían desaparecido.
¿Quiénes resultaron ser los sustitutos?

Chinos.

El ya casi legendario “todo a 100” ha sido sustituido por los bazares, las tapitas de queso y jamón por cerdo agridulce y frituras de a saber qué y ropa y calzado de algodón y cuero por barata, alérgica y fácilmente deteriorable (aparte de una estética pésima) polipiel y plástico.
China arrasa a base de bienes de bajo costo y calidad más entrecomillada.
En este tipo de tiendas podemos encontrar por ejemplo los clásicos “tupperware” a muy bajo precio, pero la pregunta es ¿Tienen la misma calidad? Somos conscientes de que lo barato sale caro pero pensamos “Me hace el apaño”.

¿Quién no los ha visitado? Cierran más tarde que las tiendas comunes y abren los domingos. “Se ha fundido la bombilla” o “¿Dónde puedo encontrar un disfraz de carnaval barato?

En los chinos.

La crisis, ha hecho que el mercado chino aún se expanda más. El consumidor los busca como establecimientos alternativos para ahorrar. ¿Por qué gastar 15€ en un paraguas si puedo encontrarlo por 3€?

Después de un vistazo análisis previo por Internet de la situación de los productos “made in china” puedo afirmar que se encuentran con una imagen negativa y degradada.

¿De verdad merece la pena gastarse 3€ en un paraguas que te va a durar dos semanas (1 o 2 días si lo usas en días de lluvia fuerte)? ¿o gastarse 15€ y que te dure años? (Eso si no pierdes el paraguas o te lo dejas en el bar)

Chinos, tan útiles como desconfiados, tan listos como timadores.

"Todo balato, todo mielda"

 
Solo hay que hablar con los productores andaluces de fresa, los de cítricos de Valencia y Murcia o los de ajo de Castilla-La Mancha para entender cómo China ha conseguido abrirse a codazos una cuota de mercado de manera, si no desleal, por lo menos turbia. La respuesta se llama precio. China ha venido colocando sus productos en Europa a un precio inferior al que aplica en su propio mercado; consigue así echar del supermercado alemán las mandarinas valencianas o de los comedores escolares las fresas de Huelva (con consecuencias para la salud ), a pesar de que tienen que viajar diez mil kilómetros en barco. ¿Qué han hecho hasta la fecha las autoridades de Bruselas (y las españolas) para impedir este dumping, es decir, la venta a precio inferior al coste, esa vieja táctica para arruinar a tus competidores y, una vez conseguida una posición dominante, imponer tú las condiciones? Respuesta: mirar para otro lado.El que se pica ajos come. ¿A quién le importa un pequeño agricultor de Las Pedroñeras? A los vecinos de Las Pedroñeras... Y a nadie más. El 80 por ciento de los ajos vendidos en el mundo proceden ya de China: ajo pelado, laminado, granulado y en polvo. Todos esos procesos requieren una mano de obra que en el país asiático es baratísima. La misma mano de obra servicial que limpia, trocea, envasa y congela una bandeja de fresas. ¿Qué pasará con el agricultor manchego u onubense de aquí a unos años? Que ya no será agricultor. Para más inri, el Gobierno español, desde tiempos de Rodríguez Zapatero, invita a los productores chinos a Huelva a que aprendan el modelo de negocio y el exitoso know-how de los freseros. Somos así de generosos.
 
Los chinos son los reyes del dumping (consistente en realizar exportaciones de algún producto a precios por debajo de su valor normal, de modo que causen o puedan causar daño a la industria del país importador) así es como se meten en los países.
Y una vez que están establecidos y los pequeños empresarios y autónomos arruinados, suben los precios.
 
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