Sarins
Invitado
La televisión fue un invento maravilloso.
Recuerdo antaño como todos los fines de semana nos reuníamos mi familia y yo, cuando no era más que una niña, para ver la película de los sábados.
Eran momentos que disfrutaba y que guardo dentro mio como el más preciado tesoro.
La televisión ayudó a la extensión del conocimiento humano, llenando las aulas, casas, centros comerciales, e incluso autobuses con toneladas y toneladas de información,
programas interesantes, de calidad, que nos hacen crecer como personas, obtener un nuevo punto de vista, abrirnos la mente, e incluso hacernos reír, llorar, emocionarnos... en definitiva, entretenernos.
Sin embargo, también puede ser el ojo del huracán de la palurdez humana, y más aún cuando, siendo ciudadanos con un modesto salario o una fría relación con el electrodoméstico rey, estamos atrapados ante la ignorancia de lo que la televisión estatal nos coloque ante las narices.
Ayer, como siempre, salí del trabajo cansada, a eso de las dos y media de la tarde.
Y cuando estás así de cansada, lo único que se te apetece es llegar a casa, descalzarte y besar a tus hijos.
Cuál fue mi sorpresa cuando, al hacerlo, observé en ese momento lo que estaban viendo a través del televisor:
Un alijo de cuerpos sudorosos y pueriles bailoteando unos junto a los otros, groseros hasta la saciedad, alcohólicos hasta el extremo del vómito y desconectados de toda capacidad intelectual, que se dedican a ir de disco en disco, de fiesta en fiesta, de desmadre en desmadre, practicando el sexo en público sin importarles cómo, cuándo o con quién (e inclusive, quienes).
Es en ese mismo momento cuando vi todos mis años de vida pasar, todo el esfuerzo por educar a mis hijos, toda la decencia y miramiento por los demás que yo misma les habían inculcado con toda mi ilusión, todo, se desvanecía y se reducía a una sórdida escena protagonizada por un grupo de prehomínidos de apenas 20 años haciendo barbaridades ante las cámaras.
"Gandía Shore" era el logo que lucía una de las esquinas de mi televisor, programa de indudable origen americano, pero introducido en España por la MTV con intención de... ¿de qué?
¿Que pretenden mostrarnos? yo solo veo a unos niños perdidos, frivolizados por la televisión, usados como monos de feria, y lo peor es que, colocan ese tipo de programas
en un horario no precisamente intespectivo, junto con programas del corazón, mientras que, a las dos de la mañana, en Neox, echan series con un carácter cómico menos adulto, como pueda serlo "Aqui no hay quien viva".
Literalmente, el mundo al revés.
El ansia de la fama y el dinero nos corrompe, vendemos la intimidad del de al lado a quién esté dispuesto a enriquecernos, aunque sean los ojos inocentes de unos niños de doce años que, sin duda, fueron inducidos por las masas, por la "moda" del perreo, los vicios y la promiscuidad, siendo éstos los sustitutos de una moral digna y un respeto merecido hacia el prójimo. Ésto está tan a la altura de lo intolerable como pueda estarlo el tráfico de mujeres y su posterior prostitución, pues apenas una fina línea separa la gravedad de una situación con respecto a la otra.
¿Hacia dónde avanza el mundo?
Que América sea una gran potencia no significa que todo lo que salga de ella sea digno de ser transformado en algo nuestro, nuestros jóvenes no merecen ser vistos con una superficialidad tan ruin y poco productiva, nada más lejos de la realidad, puesto que, después de todo, y como bien apostilla aquélla célebre frase estelar, "el show debe continuar", por mucho que muchos quieran ponerse la venda en los ojos y realmente piensen que ésa es la más cruda realidad.
Yo digo que valemos más que unos sucios fajos de billetes manchados con la indeleble tinta de la vergüenza.
L.M. F.B.A.
Recuerdo antaño como todos los fines de semana nos reuníamos mi familia y yo, cuando no era más que una niña, para ver la película de los sábados.
Eran momentos que disfrutaba y que guardo dentro mio como el más preciado tesoro.
La televisión ayudó a la extensión del conocimiento humano, llenando las aulas, casas, centros comerciales, e incluso autobuses con toneladas y toneladas de información,
programas interesantes, de calidad, que nos hacen crecer como personas, obtener un nuevo punto de vista, abrirnos la mente, e incluso hacernos reír, llorar, emocionarnos... en definitiva, entretenernos.
Sin embargo, también puede ser el ojo del huracán de la palurdez humana, y más aún cuando, siendo ciudadanos con un modesto salario o una fría relación con el electrodoméstico rey, estamos atrapados ante la ignorancia de lo que la televisión estatal nos coloque ante las narices.
Ayer, como siempre, salí del trabajo cansada, a eso de las dos y media de la tarde.
Y cuando estás así de cansada, lo único que se te apetece es llegar a casa, descalzarte y besar a tus hijos.
Cuál fue mi sorpresa cuando, al hacerlo, observé en ese momento lo que estaban viendo a través del televisor:
Un alijo de cuerpos sudorosos y pueriles bailoteando unos junto a los otros, groseros hasta la saciedad, alcohólicos hasta el extremo del vómito y desconectados de toda capacidad intelectual, que se dedican a ir de disco en disco, de fiesta en fiesta, de desmadre en desmadre, practicando el sexo en público sin importarles cómo, cuándo o con quién (e inclusive, quienes).
Es en ese mismo momento cuando vi todos mis años de vida pasar, todo el esfuerzo por educar a mis hijos, toda la decencia y miramiento por los demás que yo misma les habían inculcado con toda mi ilusión, todo, se desvanecía y se reducía a una sórdida escena protagonizada por un grupo de prehomínidos de apenas 20 años haciendo barbaridades ante las cámaras.
"Gandía Shore" era el logo que lucía una de las esquinas de mi televisor, programa de indudable origen americano, pero introducido en España por la MTV con intención de... ¿de qué?
¿Que pretenden mostrarnos? yo solo veo a unos niños perdidos, frivolizados por la televisión, usados como monos de feria, y lo peor es que, colocan ese tipo de programas
en un horario no precisamente intespectivo, junto con programas del corazón, mientras que, a las dos de la mañana, en Neox, echan series con un carácter cómico menos adulto, como pueda serlo "Aqui no hay quien viva".
Literalmente, el mundo al revés.
El ansia de la fama y el dinero nos corrompe, vendemos la intimidad del de al lado a quién esté dispuesto a enriquecernos, aunque sean los ojos inocentes de unos niños de doce años que, sin duda, fueron inducidos por las masas, por la "moda" del perreo, los vicios y la promiscuidad, siendo éstos los sustitutos de una moral digna y un respeto merecido hacia el prójimo. Ésto está tan a la altura de lo intolerable como pueda estarlo el tráfico de mujeres y su posterior prostitución, pues apenas una fina línea separa la gravedad de una situación con respecto a la otra.
¿Hacia dónde avanza el mundo?
Que América sea una gran potencia no significa que todo lo que salga de ella sea digno de ser transformado en algo nuestro, nuestros jóvenes no merecen ser vistos con una superficialidad tan ruin y poco productiva, nada más lejos de la realidad, puesto que, después de todo, y como bien apostilla aquélla célebre frase estelar, "el show debe continuar", por mucho que muchos quieran ponerse la venda en los ojos y realmente piensen que ésa es la más cruda realidad.
Yo digo que valemos más que unos sucios fajos de billetes manchados con la indeleble tinta de la vergüenza.
L.M. F.B.A.