Buenas, en mi opinión el pavimento impreso esta absolutamente sobrevalorado. No quiero decir que en algún caso los resultados no sean buenos pero el intrusismo desmedido hace que hoy en día sea una solución a evitar, una apuesta muy arriesgada. Los verdaderos profesionales que han estimulado este tipo de acabados con su técnica y experiencia representan un porcentaje mínimo de la gran cantidad de pseudoempresas que se publicitan por los distintos canales. Esto es posible porque los requisitos para montar una empresa de ese tipo son mínimos y los controles por parte de la administración practicamente inexistentes. Son empresas cuyo principal capital es la mano de obra, una furgoneta hiperrotulada en muchos casos su única inversión y con este panorama el riesgo que se asume con su contratación, especialmente en el caso del cliente particular, es desproporcionado. Mi recomendación es valorar también otras soluciones iguales e incluso superiores desde un punto de vista estetico, no necesariamente más costosas y que, además están exentas de un mantenimiento sin el cual el hormigon impreso pierde su aspecto inicial luciendo irreconocible en 4 o 5 años. Si aún así es la opción que más nos convence, gestionar bien la contratación es fundamental. Precio cerrado, cuidado con el precio por metro y las mediciones iniciales, una empresa que no es capaz de presupuestar un precio cerrado concretando y detallando negro sobre blanco todos aquellos aspectos que deban reflejarse (tipo de hormigon, mallado, las fibras no sustituyen al mallado, arquetas, etc) debe evitarse a toda costa. Por supuesto la forma de pago, dado que la inversión en materiales es mínima hasta el vertido del hormigon al menos, no debe abonarse cantidad alguna en concepto de nada. Y factura por los trabajos, se abona la factura, preferiblemente mediante transferencia, al tiempo que solicitamos nos emitan la correspondiente factura. Algunos de los casos que se leen a diario en cualquier foro relacionado muestran de forma más o menos nítida que posiblemente no se haya sido todo lo estricto que se debiera en estas cuestiones y cuando se quiere reaccionar ya no hay manera, no hay datos, la "empresa" cambia de nombre, etc. No es una cuestión de nacionalidades, hay ejemplos con empresas gestionadas por nacionales de enésima generación pero los fraudes no suelen anunciarse y la persona que nos han recomendado y nos ha explicado tan bien como va a realizar la obra puede ser un completo *********, carente de profesionalidad y de escrúpulos que no duda en aprovecharse de personas vulnerables o con un exceso de confianza. Además de todo lo anterior denunciar los casos denunciables y divulgar aquellos que por alguna razón son más escurridizos para poco a poco ir sacando a esta gentuza que convierte una experiencia que debiera ser gratificante en una auténtica pesadilla.