Adelgazar con sustituvos de comida

¿Qué son los Sustitutivos de comidas?

Los sustitutivos de la comida son aquellas sustancias o productos que sustituyen, ya sea de manea parcial o total, la dieta diaria con el objetivo de reducir peso a través de dietas de bajo valor energético. Este tipo de productos suele aparecer en forma de barritas energéticas, batidos o cremas.

Al principio de su utilización, allá por la década de 1970, se produjeron varias muertes de pacientes que habían utilizado los sustitutivos de la comida para reducir peso. Pero, con el paso del tiempo, y con el avance de la investigación científica se ha conseguido la dosis adecuada, con lo que el peligro de muerte o de enfermedad grave ha desaparecido.

La eficacia de los sustitutivos de la comida radica en que aportan menos calorías que la dieta diaria, con lo que obligan al organismo a recurrir a las reservas de grasa que tiene, consiguiendo así una reducción de peso. Sin embargo, esta menor aportación de calorías se hace de una manera equilibrada gracias a que todos estos productos contienen todos los elementos nutricionales necesarios para el organismo, como pudieran ser, por ejemplo, vitaminas, minerales, hidratos de carbono…

La gran popularidad de estos sustitutivos de la comida se encuentra en que consiguen una importante reducción de peso en poco tiempo. No obstante, una dieta de adelgazamiento basada en los sustitutivos de la comida no debiera mantenerse demasiado en el tiempo, ya que, a largo plazo acaban apareciendo carencias nutricionales que los sustitutivos de la comida, a pesar del equilibrio energético que ofrecen, no pueden paliar. En el mismo sentido, no debería recurrirse a este tipo de productos si se padece cualquier tipo de patología.

Por otro lado, ofrecen el gran inconveniente de que en cuanto se abandona su uso, y se retorna a la dieta habitual, la recuperación de peso es prácticamente inmediata, con lo que todo el esfuerzo previo se torna como inútil. Para evitar este hecho, los especialistas aconsejan ir introduciendo las comidas de manera paulatina y siempre con baja carga de calorías. Así, por ejemplo, si durante la dieta energética se sustituyeron las tres comidas fuertes del día por sustitutivos de comida, al terminar la dieta se debería comenzar por incorporar una sola comida y mantener los sustitutivos de la comida para las otras dos, tratando de ingerir pocas calorías en esa comida fuerte. Después se irán introduciendo las otras dos comidas, pero siempre de manera paulatina.

Por último, cabe señalar que también existen complementos dietéticos para saciar el hambre entre comidas. Estos productos no son llamados sustitutivos de comida sino “de complemento”. Su principal misión es saciar el apetito que aparece entre dos comidas fuertes, y para ello llevan un fuerte componente en fibra. Y es precisamente este alto contenido en fibra el que puede llegar a ocasionar problemas en el aparato digestivo si se mantiene su utilización de manera muy prolongada.

Resumiendo, se puede concluir que los sustitutivos de la comida ayudan a reducir peso de manera muy rápida y equilibrada, pero no debe extenderse su uso en el tiempo de manera innecesaria, y, además, hay que controlar el regreso a las comidas habituales para no perder en pocos días lo que se consiguió con el esfuerzo de muchos otros. Y, para acabar, habría que decir que a pesar de todas estas ayudas que la comunidad científica ofrece a todos aquellos que desean perder peso, la mejor forma para ello siempre es el ejercicio físico.

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