7 mentiras piadosas que me gustaría no haber dicho nunca a mis hijos

Decir mentirijillas a nuestros hijos a veces surge de forma espontánea. Sólo queremos que se queden mejor o hacerles sentir especiales u optimistas. La verdad es que hacer esto puede no ser siempre beneficioso para ellos.

Centrémonos en sacar lo mejor de nuestros hijos dejando que se centren en las posibilidades y no en el espejismo. Es posible que todas esas afirmaciones engañosas que ya hayamos hecho no estén pintando una imagen exacta de la realidad.

1. “Cuando yo tenía tu edad, nunca habría hecho eso”.

Es abominable hacer creer a mi hijo que yo era el niño perfecto. Puede que yo fuera igual de pésimo, frustrante y difícil cuando tenía su edad, o incluso peor. La realidad exige que contemos a nuestros hijos la verdad de lo que fuimos, en lugar de hacerles sentir que vivimos vidas sobrehumanas cuando éramos niños.

2. “No te dolerá. Te lo prometo”.

Les decimos a nuestros hijos este tipo de mentira cuando les llevamos al hospital o al médico y les va a poner una inyección o una vacuna. En seguida se convierte en una mentira evidente. Cuando la aguja se clava en la piel, duele. Duele mucho. Y no sólo desconfían de nosotros, sino también de los médicos.

3. “Volveremos más tarde”.

Nunca volveremos. Esta mentira sólo les da falsas esperanzas. Sí, el niño quiere quedarse y está refunfuñando sobre lo injusto que es que se lo lleven, creemos que la única salida es decirle este tipo de mentiras para tranquilizarlo.

4. “No lo sé”.

Sí, nuestros hijos nos hacen un montón de preguntas tontas o desafiantes. A veces es muy frustrante intentar responder a todas sus preguntas y proporcionarles los conocimientos que tanto buscan porque es agotador.

Pero, tal vez deberías alentar su curiosidad y decirles las cosas que realmente sabes y las que no sabes. Por ejemplo, “No lo sé pero quizás algún día tu lo averigües y te conviertas en un científico famoso”

5. “Las apariencias no importan, lo que cuenta es lo de dentro”.

Esto no se aplica en muchos casos. Si estás tratando con personas, la mayoría de las veces te juzgarán por lo que ven. Hay varios estudios que demuestran que lo que está fuera está por encima de lo que está dentro. Por eso las personas atractivas son percibidas como más seguras, competentes y sociables.

6. “Eres especial”.

Hacemos creer a nuestros hijos que tienen unos atributos sobrehumanos que les hacen especiales o mejores que el hijo de la otra persona. La verdad es que nuestros hijos no son mejores que el hijo de la otra persona. Son únicos, pero no especiales, porque todos los niños pueden ser mejores o peores que el tuyo en algo.

Es mejor que les hagamos centrarse en sus dones y puntos fuertes y fomentarlos para hacer del mundo un lugar mejor en lugar de decirles que son especiales.

7. “Lo importante es participar, no ganar”.

No te aconsejo que les digas esto a tus hijos. La verdad es que la vida no es justa, y la persona que juega el juego de la vida más duro puede finalmente no ser recompensada. Lo que aparece en el marcador puede reflejar una realidad distinta de lo que se juega en la cancha. Deja que tus hijos se centren en mejorar sus habilidades en lugar de limitarse a trabajar duro. Pero no olvidemos decirles que el trabajo duro da mejores resultados que no trabajar en absoluto.

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